El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es una condición de salud mental que provoca gran sufrimiento en las personas que lo padecen y también en quienes las acompañan, repercutiendo en distintos ámbitos de sus vidas.
Una de las primeras preguntas al recibir este diagnóstico es descubrir el porqué de que se haya desencadenado. Pues, como se explica en el “Manual para familiares (y cuidadores) de personas con Trastorno de Personalidad (que lo puedes encontrar en nuestro Dive), la causa es multifactorial, las más importantes son:
- Carga genética: Existe alguna otra persona dentro de la familia, por lo general cercana, con trastorno de personalidad.
- Situaciones estresantes: en distintos ámbitos de la vida, como lo económico, laboral, social, académico y/o familiares.
- Experiencias traumáticas: Se define trauma como cualquier situación en la que una persona se vea expuesta a escenas de muerte real o inminente, lesiones físicas graves o agresión sexual, ya sea en calidad de víctima directa, cercano a la víctima o testigo.
- Aprendizaje: La regulación emocional en la infancia en estas personas se aprende de manera problemática, posiblemente con cuidadores con dificultades en la propia regulación emocional.
Este último punto, se refiere en parte a la capacidad de mentalización, que consiste en la capacidad de interpretar los estados mentales de sí mismos o de otras personas, esta es una habilidad dentro de las competencias parentales que promueve la generación de un apego seguro.
El apego es la tendencia innata a buscar, desde el nacimiento, la presencia de una figura adulta con el objetivo de encontrar cuidado y protección en momentos de necesidad y peligro. Las funciones del apego giran en torno a la garantía de supervivencia. Así como a la regulación emocional, explorar el entorno, el contacto con los demás, la identificación y manejo del peligro.
Los individuos con apego seguro tienen una representación positiva de sí mismos y de los demás, conciben sus figuras de apego como estables y confiables, esto se expande a una suficiente confianza en otras personas y el mundo en general.
Mientras que los individuos con apego inseguro (que puede ser evitativo, ansioso- ambivalente o desorganizado) conciben el mundo como imprevisible, marcados por la desconfianza, falta de valor o ambivalencia.
Por lo general, en las personas que presentan TLP, existe un estilo de apego inseguro (de tipo ansioso-ambivalente o desorganizado) transmitido transgeneracionalmente, que explica en gran medida la sintomatología que presentan en sus relaciones interpersonales.
Bowlby (quien desarrolló la Teoría del apego en los años 1969-1980) consideraba que las relaciones precoces de apego son el prototipo de las relaciones íntimas durante todo el desarrollo de un individuo.
Sroufe (1997) descubrió tras sus estudios que el estilo de apego inseguro en los primeros vínculos no es un predictor de psicopatología por sí solo, pero marca el inicio de la desviación del óptimo desarrollo de la mente humana. Cabe señalar que el estilo de apego puede variar a lo largo de la vida, con los diferentes vínculos.
Dentro de los 9 criterios diagnósticos del TLP podemos observar cómo repercute el estilo de apego dentro de esta psicopatología:
- Miedo al abandono: Dado que en ocasiones la proximidad, el afecto y el cuidado le son negados, o recibe mensajes contradictorios, el niño busca con desesperación al cuidador. Esos niños se muestran preocupados por la vinculación con los demás cuando son adultos, se preocupan por sus necesidades de afecto, pueden ser vistos como dependientes. También podemos encontrar manifestaciones más complejas que van acompañadas de defensas que pueden ser expresadas de manera indirecta: el paciente que no se siente capaz de mantener una relación que por otro lado necesita desesperadamente, puede alternar muestras de debilidad y amenazas con esta finalidad.
- Relaciones inestables e intensas. Básicamente hay dos sistemas de acción neurobiológicos completamente opuestos que están activados simultáneamente cuando existen estilos de apego inseguros, por un lado, el sistema de apego y vinculación (que es innato, sin importar cómo sean los padres) que otorga seguridad, calma, amor, y por otro lado, el sistema de defensa, mediado por la rabia y el miedo, nos activa ante el peligro. Por esta razón vemos personas con TLP que idealizan relaciones a pesar de ver claras señales de maltrato o tienen una desconfianza extrema de personas que muestran señales de amabilidad, y a la vez una misma persona puede alternar drásticamente entre estos dos polos tanto en la relación terapéutica como en sus otros vínculos.
- Alteración de la Identidad: A grandes rasgos, la identidad es el conjunto de características que nos permiten tener un sentido de quiénes somos, qué queremos y hacia dónde vamos. Cuando un paciente carece de una identidad definida y no encuentra una explicación a lo que le ocurre, suele buscar pistas en las personas que le rodean. Y es exactamente allí donde se encuentra el conflicto, las personas que debían promover una sana idea de sí mismos, fueron quienes los invalidaron y entregaron mensajes negativos, por lo tanto, las personas con TLP replican esa autoinvalidación y autocrítica destructiva hacia sí mismos/as.
- Impulsividad: La impulsividad es la tendencia a actuar sin una planificación previa o un sentido claro. La impulsividad en quienes padecen TLP es un mecanismo de regulación emocional, que utilizan ante la falta de apego seguro que no otorgó una sana regulación, por lo tanto aparece a partir de las demandas externas o cuando hay un malestar intenso que “necesitan frenar”.
- Conductas intensas y autolesivas: En un contexto de apego seguro, el niño que solicita apoyo, es regulado por el adulto a pesar de que no pueda entregarle una gratificación inmediata, lo acompaña a transitar la frustración. Cuando hay un apego inseguro, no se perciben fácilmente las necesidades del niño y debe gritar más alto o por más tiempo para que lo noten, esto al volverse una pauta habitual, el niño aprende a ser llamativo e insistente, o simplemente se resigna (por indefensión aprendida) y comienza a reprimir sus propias emociones y necesidades. Este tipo de niños es el que en su vida adulta ve la autolesión como una alternativa de comunicación para ser visto y escuchado. Otras personas llegan a estas conductas por regulación emocional, como único método de tolerancia al dolor emocional que es provocado por una emoción displacentera, recuerdos traumáticos o disociación.
- Inestabilidad afectiva y emocional: El la díada cuidador-infante es donde se van regulando los límites de activación y desactivación de emociones, en un proceso constante, donde se construye un nivel óptimo de activación para adaptarse a situaciones y resolverlas de un modo adecuado. En las personas con TLP las emociones se viven en los extremos y hay una hipersensibilidad ante los desencadenantes ambientales (a veces con base postraumpatica), esto dispara comportamientos que parecen desproporcionados para defenderse contra esta “amenaza” (por ejemplo, le grita a su pareja) y la posibilidad de pérdida de una figura significativa dispara el sistema de búsqueda de apego (piensa que no puede vivir sin él, desea matarse).
- Sentimientos crónicos de vacío: Estos sentimientos pueden corresponder a la falta de sintonía con el cuidador/a, ya que esto aporta la sensación de seguridad interna y conexión con otros. Quienes padecen TLP suelen referir que en esa experiencia siendo niños/as se sentían solos, invisibles, con cuidadores que los ignoraban o castigaban. En la vida adulta esto se siente como “un pozo sin fondo, que no hay nada que llene, un dolor que traspasa y anula” haciendo referencia a la intensa angustia que les embarga.
- Ira inapropiada e intensa: Conductas impredecibles, con cambios bruscos de humor, explosión emocional y/o física, son conductas que no se pueden detener fácilmente. Estos comportamientos en su gran mayoría son aprendidos por lo que vieron a medida que iban creciendo (violencia intrafamiliar por ejemplo), fluctuando incluso en los roles de victimario y víctima, decantando en un intenso sentimiento de culpa y una imagen negativa de si mismos/as porque se comportaron como la persona que provocó odio y sufrimiento de su infancia.
- Ideación paranoide por estrés o síntomas disociativos graves: Se cree de acuerdo a la teoría de la mente (capacidad de interpretar gestos y palabras de otros, transformándolas en intenciones, conocimientos y creencias) que a las personas con TLP les cuesta diferenciarse de otros o tener un concepto propio. En los momentos de estrés elevado es donde se desencadenan ideas paranoides, que resultan ser muy convincentes por creer realmente que los demás les harán el daño que imaginan, disminuyendo en esos momentos la capacidad de mentalización.
Los síntomas disociativos suelen tener relación con experiencias traumáticas a temprana edad, lo cual se asocia a un apego ambivalente o desorganizado, dado a experiencias de maltrato o abuso por parte de los cuidadores.
En conclusión, podemos darnos cuenta de las dificultades que puede traer para la vida adulta el tener cuidadores con dificultades en la respuesta ante la regulación emocional y mentalización de los niños y niñas, también consideremos en esta situación a los padres que abandonan, que repercuten de igual forma en la vida de sus hijos e hijas.
Es por esto que como profesionales de la salud mental hacemos hincapié en hacernos cargo de la salud mental de los adultos de ahora, de las dificultades y falta de herramientas que podemos presentar.
Si estás en este espacio es probable que tengas TLP o seas cuidador/a de alguien que posee TLP, en ambos casos, es importante revisar nuestras propias estrategias de regulación emocional con nosotros mismos y quienes nos rodean.
En Chile existe una línea telefónica gratuita para apoyo en la crianza llamada Fono Infancia (800200818) , donde puedes solicitar apoyo si eres cuidador/a de niños/as y te encuentras con dificultades en tu rol de cuidador/a.
Si eres adulto con TLP recuerda mantener tu tratamiento farmacológico y psicológico, los fármacos pueden ayudarte a estabilizar tu ánimo, disminuir tu impulsividad y otros síntomas físicos, mientras que en la psicoterapia y en entrenamiento de habilidades DBT aprenderás de regulación emocional, reparación de experiencias traumáticas y sanar la relación contigo mismo/a y los demás, entre muchas otras cosas.
Escrito por:
Referencias
Dias, P. & Soares, I. (2007). Apego y Psicopatología en jóvenes y adultos. Contribuciones recientes de la investigación. International Journal of Clinical and Health Psychology.
El Apego. John Bowlby. Editorial Paidos, 1998.
Mosqueira, D. & González, A. (2011). Del apego temprano al TLP. Mente y Cerebro.
Sanchez – Quintero & De la Vega (2013). Introducción al tratamiento basado en la mentalización para el trastorno límite de la personalidad.